Querida Holly:
No tengo mucho tiempo, no literalmente, sino porque has salido a comprar helados y volverás pronto. Esta será la última carta, solo me queda una cosa por decirte, esta carta no es para que me recuerdes y compres una lámapara, puedes cuidar de ti misma sin mi ayuda.
Es para decirte cómo me he sentido, cómo me has cambiado, me has combertido en un hombre queriendome Holly, y por eso te estoy eternamente agradecido, literalmente.
Quiero que me prometas algo, que nunca estarás triste o insegura o perderás por completo la fé, que tratarás de verte con mis ojos.

Gracias por aceptar ser mi esposa, soy un hombre que no se arrepiente; ¡que suerte he tenido!
Tú has llenado mi vida Holly, pero yo solo soy un capítulo de la tuya. Habra más, te lo prometo.
Y ahora viene el gras consejo: no tengas miedo a volver a enamorarte, preparate para esa señal que parece el fin del mundo.
Posdata: Siempre te amaré.